lunes, 13 de agosto de 2018

Las patatas somos seres obesivos por naturaleza

Y aunque puede que sea obsesión de una noche de verano

Que lo mismo que viene se va, me gusta dejarlo plasmado por el blog, porque cuando echas la vista atrás en el tiempo te das cuenta de lo que antes te gustaba, te fascinaba por encima de todo y luego también pasa de moda.

Por eso quería hablaros de las dos obsesiones estéticas que rondan mi cabeza en estos momentos, Rosalía y Peaky Blinders.

Rosalía ha llegado casi sin darnos cuentas, ha pasado de empezar a sonar a estar en todas partes, hasta las Kardasian escuchan a esta mujer de veintipocos. Dicen que ha transformado el flamenco, le ha dado un giro de guión y ha conseguido llegar a los más jóvenes con uno de los géneros más antiguos.

Pero independientemente de la música que hace, que a mi me gusta, lo que fascina es la iconografía que la envuelve, en cada actuación, en sus vídeos, en cada estilismo que utiliza,… Todo está estudiado hasta el milímetro, es maravilloso ver un vídeo de ella y pararte a analizar como la letra y el sentimiento se representa en cada fotograma.

Soy una friki de esas cosas y no lo puedo evitar, busco sus actuaciones, leo sus entrevistas, miro sus publicaciones, quiero saber más y más, cuando ya estoy empapada de sobra me aburre y no lo miro más, eso tengo que reconocerlo, igual que viene el ansia luego se va, pero a día de hoy todo en lo que aparece su nombre es como brillo a urraca para mi.




Y la segunda obsesión estética/simbólica que me tiene con la boca abierta es toda la indumentaria de la familia Shelby en Peaky Blinders, de diez. Que elegancia de lo marginal, que saber estar para un grupo de delicuentes y asesinos, fascinante. Son los malos, los que tienen todos y cada uno de los vicios que no se deben y aún así en cada plano son los mejor vestidos y los que rezuman belleza.

Mira que cualquiera de ellos con lo que beben y fuman deberían desprender una estética de cenicero de bingo pero no, desde mi tele hasta me dan buen olor y ganas de invitarles a cenar en casa, no pensaría nunca que me van a dar una paliza y tirarme a un río.

Tommy me tiene loca, ese malo con una pizca de corazón es el único personaje que me ha llegado a obsesionar desde House. Las camisas, los cuellos de las camisas, el abrigo, cómo ondea ese abrigo, la forma de fumar, de mirar, de no sonreír pero sí a la vez.



Queridos patato lectores ya os he descubierto mis dos últimas obsesiones y por las cuales no descarto buscar una camisa de cuellos redondos y un montón de prendas con flecos flamencos para esta nueva temporada.

Buen viernes a todos :)

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