Pero algunas veces nos duele lo mismo
Ayer teníais una preocupación que superaba al paro, el terrorismo y hasta si se os pegaba la paella el día que viene la suegra a comer, ayer Instagram os amenazó con una caída de visualizaciones en vuestras fotos por alterar el orden de muestra de las imágenes, bien, sois de traca, porque no solo os afectó como la muerte de vuestro primer canario que en lugar de veros 500 os vean 300 sino que casi os da un síncope de pensar que el número de corazones a vuestros pies en Gandía sería menor que en otras ediciones, perdonad pero repetimos siempre lo mismo. Si fuéramos marcas o nuestros corazoncitos sirvieran para mejora la situación del paro en España que comen de eso entendería esa lucha encarnecida por no perder ni un solo "like", pero simplemente por ver mermar la cantidad sí como el que mira ceros crecer en el banco, perdonadme pero no lo entiendo.
Y mientras todo vuestro universo se venía abajo una publicación de Facebook me devolvía a la realidad qué irónico, el dueño de un bar que publica promociones feas como truenos para incrementar su clientela evidentemente los beneficios de las redes los queremos todos comentaba una situación que le parecía incomprensible, era algo así como:
"No entiendo que ahora en lugar de preocuparos por hablar con quien venís a mi tomar algo os preocupa si hay wifi o no, y lo que es peor les dices que por qué no dejan un rato el teléfono y hablan, que no entiendes qué hacen, y ellos dicen que están siendo sociales".
¡Toma ya! Cómo se os queda el cuerpo, pues sí yo soy la primera que soy feliz cuando cojo el wifi pero creo que aún puedo salvarme de ser de esos que se van de un bar si no hay cobertura, porque total las fotos a Instagram las puedo subir a mi casa cuando esté sola y mientras estar disfrutando de una buena cervecita en agradable compañía, me reto a mi misma a coger menos el teléfono en público y mirar a los ojos de mi acompañante ya cuando estoy sola no me pidáis esfuerzos heroicos que soy de patatohueso y me encanta hablar con los patatolectores.
Buen martes a todos :)
7 comentarios:
Yo me niego a vivir pegada a la cámara (del móvil). Sólo tengo facebook y porque vivo lejos de mi gente y las demandas pudieron conmigo. Y tampoco necesito internet en el móvil, debo ser un bicho raro, pero ya tengo wifi en casa. El que quiera algo, que me llame y así escucho su voz. Y donde esté un cara a cara, chica, debo ser muy antigua....
Silvia
FLIPEEEEEEEEEEEE y me sorprendio un monton la incoherencia y estupidez de muchas hasta el punto de dejar de seguir a unas cuantas y eso que sigo a na y menos
Podría extenderme y soltar una parrafada pero... no tengo tiempo esta semana que tengo que hacer tareas del colé, hacer cenas y eso y preparar una expo. Osa que mi resumen es que SEMOS GELIPOLLAS. Ya nadie se para a mirar como te tiran una cerveza con los ojos de Homer ... no.
De verdad que creo que vivimos en una era de la gilipollez absoluta.
Yo he dejado de quedar para tomar café con algunas amigas porque lo único que hacían era tener la vista - y los dedos -pegados a la pantalla del móvil. O bueno, quizás es que mi compañía les resultaba muy aburrida.
Lo de ayer fue una auténtica pasada por parte de muchas. Y algunas, unas cuantas, se dieron cuenta enseguida de que se habían pasado mil pueblos. Dame al botón, activa, no ahora no actives, coméntame, quiéreme... un rollo. Pero si esto es todo voluntario. Además, lo que tú dices, si vivieran de ello...
bEsos.
Lo de instagram ha sido una crisis en toda regla, gente quejándose, protestando, alzando la voz, haciendo valer sus derechos... en fin
Muy de acuerdo con todo lo que has dicho. Yo no he perdido ni un segundo de mi tiempo en ello, he tenido que comprobar los seguidores que tengo, obviamente no vivo de ello.
Sigo tomándome una cerveza en un bar que me guste, aunque no tenga wifi e incluso si voy sola, viviendo al límite vaya!! Jajajaja
Yo igualmente seguiré tus publicaciones que me mola mucho ver tus modelitos :)
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