Nos gusta lo sencillo, lo cotidiano, nuestras rutinas. No somos de planear grandes gestas, somos de vivir día a día aprovechando los momentos. Uno de esos momentos favoritos es bajar a nuestro bar, al de siempre, tomarnos una caña y comentar con los parroquianos la semana, criticar a los políticos, reírnos de memes estúpidos y volver a casa con una sonrisa de oreja a oreja pensado en el buen ratico que hemos echao’.
El año pasado esas cañas se volvieron en algunos meses un privilegio, lo que para nosotros era tan mundano, y si ya las apreciábamos antes, entonces ni te cuento. Y ahora hemos vuelto a lo mismo. Esta foto es nuestra última caña en el bar de siempre, querido Galas, volveremos.
Y yo hablo de mis cañas de fin de semana, pero tú seguro que puedes hablar de otras cosas, o de estas mismas, de cosas sencillas que sientan divinamente y que no podemos hacer.
Este bicho no nos está cambiando, nos está “obligando” a cambiar, que no es lo mismo.
Este año a sus Majestades de Orienteles pedí un regalito
muy concreto, quería un Apple Watch, así a las claras, para que no se líen. A
priori no sabía si sería una buena idea o la peor de todas. Me daba un poco de
respeto, ¿no sería otro cacharro para tenerme hiperconectada las 24/7? Pues
depende lo mires.
Para míha sido una liberación, me explico, yo cometí un
gran error al comenzar con mi actividad empresarial, mantuve mi teléfono personal
también para lo laboral, y ahí empezó la locura, y la “ansiedad”. Porque ahora
cada vez que suena una notificación en mi teléfono quiero tirarlo contra la
pared y partirlo en 38 millones de trozos, ni siquiera he visto la notificación
y ya siento ira. No lo puedo evitar.
Cada pitido me ponía loca, hasta que llegaron a mi vida las
notificaciones en la muñeca, porque, seamos sinceros, de las mil cosas que
suenan solo una o dos al día son importantes(nivel dejar todo lo que estés
haciendo y atenderlo). Esos segundos hasta que miraba el teléfono me ponían muy
nerviosa, y ahora giro la muñeca, veo por encima el mensaje y respiro tranquila.
Quizás esto solo me pase a mi, o quizás no, pero este
cacharrito ha reducido mi nivel de miedo/odio/ira que me generan las notificaciones.
Lo mismo también debería controlar el nivel de estrés que me producen los mensajes
de trabajo, o tener un teléfono independiente y poder apagarlo algunas horas al
día, debería, pero de momento esto me ha dado una tregua.
Morajela: no sé si a la larga sale más barato, pero fijo que es más sano, tener un número personal
y otro de curro que comprar un Apple Watch.
Quizás parezca una chorrada, pero para mí es un gran paso
No me mal interpretéis, no es un paso en sentido literal, ni tampoco figurado, no es para ver mejor mi destino, es simplemente porque llevo diez años con las mismas gafas, fin.
Hay ciertas cosas que me cuesta mucho hacer, no sé si es cabezonería o simple vagancia, apego a la rutina quizás, no lo sé. Me compré mis primeras, y únicas hasta hoy (tenía dos pares pero las compré a la vez, eso no computa), me las hice tras pasar tres semanas con un dolor de cabeza que no era ni normal, pensé que la vista podría ser la causa y así fue.
Dicho y hecho, gafas al canto para trabajar, pero nunca me ha dado por cambiarlas, y mira que me cambio de bolso todos los días, pero esto no me llamaba la atención, aún a riesgo de quedarme ciega por la graduación equivocada. Y lo mejor de todo es que no solo me pasa con las gafas, hay cosas que me cuesta horrores cambiar, renovar o hacer de forma diferente.
Quizás es superstición, o manía (otra más), pero no soy amante del cambio, y menos del cambio aleatorio o sin pensar, la estabilidad mental que me dan mis gafas viejunas, mi monedero raído y blandito o las tres millones de manías que hago al día de forma ordenada y rigurosa. A mí estas cosas me dan paz.
Y ya puestos a tirar la casa por la ventana este 2021 me he comprado unas gafas, que para vosotros eso no significa nada, pero para mí es un todo.
Buen día a todos ;)
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Flash Back | Javiera Mena
No se puede dar 'undo' Ni volver a la simpleza Que me quite la tristeza No hay nadie como tú Compartiéndome canciones Pero son más los errores Que ilusiones Cómo salgo Si me encanta este loop Yo vivo en el pasado y no está bien Está bueno y no está bien Flashback Esos tiempos que nada pesaba Mi deseo, tu sueño y el alba Un instante desierto Que viene y va, que viene y va Flash Flashback Flash Y después de tanto tiempo Imposible es encontrar Ese brillo del comienzo Pero hablemos del presente Quizás ya no brilla igual Pero siempre se mantiene Se mantiene Permanece Aunque siga en este loop Yo vivo en el pasado y no está bien Está bueno y no está bien Flashback Esos tiempos que nada pesaba Mi deseo tu sueño y el alba Un instante desierto Que viene y va que viene y va
Seres complejos que en realidad son mecanismos simples
Ni un solo día sin su dosis de Coronavirus, ni un solo informativo, meme de Whatsapp o charla en la cola del supermercado sin citar al dichoso bicho. Ayer en las noticias nadie habló de él, Filomena lo era todo. Algunas veces con poco vamos, está claro.
Hoy hay tantas fotos en Instagram de nieve que he tenido que coger el teléfono con gafas de sol para no quedarme deslumbrada de tanto blancor. ¡Qué hartura! Aunque ya no sé qué es mejor o peor. Lo que tengo claro es que desviar nuestra atención es sencillísimo, las prioridades cambian a golpe segundo.
¿Os acordáis de lo del Capitolio? Pues eso también pasó esta semana, solo 10 días de 2021y no tengo muy claro si vamos a poder con él. Ánimo.
He sido la primera en apuntarse a todo, la que madrugaba o trasnochaba para no perderse nada, la que sí o sí estaba para que nadie le contase los detalles, si no era en primera persona no era lo mismo. Ahora todo eso me da exactamente igual.
Me estoy metiendo poquito a poco en mi Patato Cueva, lo cual no significa que esté sola en ella, para nada. Soy más selectiva de planes, quedadas, personas e incluso perfiles de redes sociales que ya no aportan. Y no es por una medida restrictiva sanitaria, de eso nada, es porque me hago vieja pellejaestoy madurando y me importa todo una mierdahe aprendido a declinar muchas cosas y ansiar menos y disfrutar más.
Ayer pasamos la tarde jugando a juegos de mesa y criticando las medidas sanitarias, lo típico de estos días inciertos, y no lo cambio por nada de este mundo, me siento muy a gusto con las cosas que ralentizan mi tiempo, no con las que me hacen correr e ir como pollo sin cabeza.Stop, Patata, que te hace bien.
Tan arriba estoy que me he comprado un Monopoly, y me ha hecho tanta ilusión que no me reconozco, hay cosas dentro de nosotros que ni nos esperamos, pero si te paras a escuchar tu cuerpo están ahí, te mandan señales, solo hay que hacerles caso.
Otra de esas voces interiores me lleva tiempo avisando del nivel de exigencia autoimpuesto que tengo, si fuera un personaje de serie sería insufrible, esa tipa insoportable que siempre tiene que hacerlo todo "perfecto", teniendo en cuanto sus criterios de perfección, claro está, no los de otros. Y me vuelvo a repetir: Stop, Patata, que te hace bien.
Este mantra que no paro de repetirme, espero que me dure al menos un mes, ¿cuánto duran los propósitos de año nuevo intactos? ¿Poco, eh? Pues eso, estoy en ello. Tengo muchas ganas de este comienzo de año, mañana volvemos al trabajo ya de forma "normal", y estoy como una niña ante su primer día de cole, me encantaría que esta energía me dure mucho, no quiero perder el foco.
Pero como no prometo nada, os iré contando. De momento, el propósito de escribir en este patato rincón sigue intacto, seguiremos informando según se desarrollen los acontecimientos.