Lola, amiga mía, yo te guardo tu cobaya hasta que nos volvamos a ver, porque nos volveremos a ver, el pijama morroñoso y la manta “fav” ya te has encargado de llevártelas contigo (lo de la manta a tus hermanas no les ha hecho mucha gracia).
Te diría cosas bonitas y ñoñas, pero solo te diré que me has enseñado tantas cosas que me faltan palabras para agradecerte cada minuto a tu lado. Siempre serás mi muñeca peluda, cuídate mucho y allá donde estés, gruñe como tú sabes, que nadie se te suba a la chepa, porque Lola no hay más que una.
Hasta pronto, peluda.