Me he dejado la semipermanente
"¿Y a mí qué?", efectivamente, mis uñas no son un tema de estado, pero para mí son algo importante. La primera vez que "me hice las uñas", o lo que viene siendo ir a un salón de uñas a que te realicen la manicura semipermanente, fue 3 días antes de casarme.
En ese momento descubrí la fantasía de tener las manos preciosas y me enganché. En contraprestación a esto descubrí la sensación de impotencia de no poder quitármelas cuando yo quisiera, ¡oucht! De eso que te haces un piquete y tienes que vivir con él hasta que pasen otras dos semanas, y eso no va conmigo, o vamos bien o no vamos.
Tras muchos meses adicta al quita que te pone a la semipermanente llegó una pandemia, ahí me tienes echando acetona como si no hubiera un mañana, que quizás no lo habría, para quitar aquello, ¡drama! Y en ese momento decidí que no introduciría más cosas incontrolables en mi vida.
Estamos rodeados de situaciones incontrolables, un retraso en el tren, una caída de Whatsapp, una señora que te pilla el pie con el carrito en el súper, ... Yo paso de tener uñas que no están bajo mi control si viven en mi cuerpo, he dicho.
Pensaréis que es la tontería más gorda que habéis leído esta semana, pero os garantizo que a los neuróticos del control tener un algodón con acetona a mano puede que nos de una estabilidad mental que ni con todas las horas de terapia del mundo alcanzaríamos.
Buen día a todos :)